De la misma manera que un ingeniero informático, hoy en día, ya no programa en lenguajes obsoletos, como por ejemplo, Basic o usa un 386, ni un arquitecto diseña rascacielos con su escuadra y cartabón, ni un escritor usa su querida maquina de escribir o un periodista busca la noticia en la calle, los docentes deberían cambiar también sus métodos e instrumentos.
Hay profesiones que directamente desaparecen otras que están en continua transformación, mutan adaptándose de forma socio-biológica a las condiciones del medio. Unas más que otras, se oponen a este cambio, cual mecanismo de defensa que se resiste a lo desconocido y al esfuerzo que le saca de su comodidad.
Los profesionales de lo educativo no quieren hacer, al menos parte de ellos, esta reflexión. Su trabajo, su desempeño, su rol ha cambiado y seguirá cambiando. Un médico hoy no va operar abriendo en canal, si puede emplear la lamparoscopia. Los millenials aprenden de forma distinta, de forma visual, manipulativa, competencial, normalmente si algo les interesa investigan, pocas veces necesitarán una clase magistral o memorizar pues tendrán una aplicación que se lo recuerde. La tecnología, es una variable importante que cambia el paradigma educativo en tanto y cuanto nos ha cambiado la manera de aprender, de buscar información, de relacionarnos, de trabajar… Es un factor que hará que desaparezcan muchos empleos para los que hoy se esta educando al alumnado. Es momento de cambiar el CHIP, es necesaria una educación que se adapte al nuevo ser que tiene delante.
Lamentablemente muchos demonios todavía atan y hacen de resistencia. Las excusas, los miedos que llevan a los maestros/as a quedarse quietos: «no disponemos de tiempos para preparar, es que tengo 30 alumnos/as en el aula, yo a estas alturas no voy a cambiar, las familias no estarán del acuerdo, perderemos la autoridad, la disciplina y el orden, la ley me obliga a dar muchos contenidos, tengo que realizar exámenes para poder tener evidencias, el selectivo exige una forma de hacer y si no fracasarán…» y muchas más, que no hacen más que hacer grande la herida, atrofiar las capacidades de los niños/as y jóvenes de hoy. Se les limitan sus capacidades y lo peor su curiosidad y ganas de aprender. Algo tan maravilloso como aprender, ¿QUÉ ES SI NO LA VIDA?
El salto es grande hay que reeducarse, volver a formarse, aventurarse a tener un aula con ruido, con movimiento. Se aprende dialogando, jugando, bailando, escenificando. Se aprende buscando en cada uno el centro de su interés. El ambiente de trabajo/aprendizaje para que esto se de, lo debe CREAR el profesor/a. Es su principal tarea y lo primero es que se vea capacitado, sino es así, tendrá dar un paso al lado y que salga el compañero que tenga ganas de salir al campo.
Es el turno de l@s docentes valientes, de los que tienen fuerzas de transformar la realidad educativa.
El fracaso escolar es una vergüenza que debería hacer reflexionar al país y en concreto a las autoridades que gobiernan, llegando a acuerdos aunque sea de mínimos, donde las partes dejen sus intereses partidistas y se sienten a la mesa con actitudes propositivas y proactivas al éxito educativo.
¿Es posible el cambio del sistema educativo? ¿Se invierte lo suficiente? ¿interesa tener profesor@s competentes? ¿libres? ¿felices? ¿ es intencionada la maraña burocrática? …